Si habéis estado un poco atentos a los medios, de un tiempo a esta parte se está hablando mucho más que lo habitual del tema alimentario.
Que si uno decía que el otro daba a los “afortunados” comensales que iban a su restaurante nitrógeno en los platos, que si un tercero afirmaba que no se puede hablar de aditivos cuando se está obeso, etc etc.
Y una podía haber pensado: “ Mira, por fin se están preocupando de las grasas saturadas que lleva el pan de molde, de los azúcares en exceso que llevan las chuches de los niños ( y no tan niños), del ingrediente desconocido de la coca-cola, de los pesticidas con el que inevitablemente se rocían los frutales, de la comida pre-fabricada y pre-cocinada….
Pero no!!! Seremos inocentes!!
Hablaba de un menú que te sirven en un sitio recóndito de Girona, por no menos de 200 euros!! Un menú para el que tienes que reservar mesa con año y medio de antelación.
Y que evidentemente con el dineral que se paga, una no está para analizar cada ingrediente de sus 30 platos. Mejor disfrutar del frugal ágape.
Pensaría el generador de la polémica, que con la ayuda de 400 euros del gobierno, invertiríamos en “nouvelle cuisine“?? Y que por tanto acudiríamos en masa, una vez a la semana a restaurantes de alto postín?
Qué honorable por su parte preocuparse por nuestra salud!!
O es que su bolsillo había estado a dieta demasiado tiempo y quería engordarlo con las ganancias de la inmediata publicación de su libro?
Piensa mal…