En las ultimas semanas las revistas del corazón ( siii, lo reconozco, leo los cotilleos), han dado parte de ciertos “retoquitos estéticos” que se ha hecho la Princesa Letizia. Dicho sea de paso, me imagino que subvencionados por los bolsillos de los mayores sufridores de la crisis, los pobres plebeyos.
No se si son ciertos o no, a falta de confirmación oficial, mi nulo conocimiento sobre el tema me lleva a creerme lo que me cuentan los coloristas periodistas.
Una buena amiga comentaba que una persona con ese cargo institucional, debería habérselo pensado dos veces, puesto que España es un país que se encuentra en el top ten del ranking de los países con mayor número de operaciones de cirugía estética.
Y que esa preocupación por la imagen lleva en muchas ocasiones a someterse a tratamientos quirúrgicos o no, alegremente, como si no fueran agresivos, vamos como quien se mete en una cabina de pintura y sale renovado.
Totalmente de acuerdo con su opinión. Me imagino que se explayará en los comentarios, puesto que es una habitual del blog…
Pero me gustaría añadir un punto. La princesa es una persona a la que se le observa con lupa. Todos sus movimientos, "outfits", gestos etc, son analizados por los autodenominados especialistas en la monarquía, pero no debemos olvidarnos del humilde populacho.
El trabajador de a pie, sabe de lo que hace esa monarquía a la que sufraga los gastos con dinero de su bolsillo, a través de los medios de comunicación. Conoce perfectamente si ha cumplido con sus obligaciones en tal o cual visita oficial, si se ha solidarizado con ciertos colectivos, etc.
Es decir, sabemos si ha cumplido con su “trabajo”.
Para ello, como mujer perfeccionista que se comenta que es, habrá trabajado duramente para que todo le salga perfecto. Para que los ciudadanos de a pie estén satisfechos por el trabajo realizado por su representante.
Eso sí, lo que no creo que ha calibrado, es que después de ese trabajo y esfuerzo, de tantas horas de viaje y trajín, de lo único que se hablaría es del tamaño de sus "peras".
No se si son ciertos o no, a falta de confirmación oficial, mi nulo conocimiento sobre el tema me lleva a creerme lo que me cuentan los coloristas periodistas.
Una buena amiga comentaba que una persona con ese cargo institucional, debería habérselo pensado dos veces, puesto que España es un país que se encuentra en el top ten del ranking de los países con mayor número de operaciones de cirugía estética.
Y que esa preocupación por la imagen lleva en muchas ocasiones a someterse a tratamientos quirúrgicos o no, alegremente, como si no fueran agresivos, vamos como quien se mete en una cabina de pintura y sale renovado.
Totalmente de acuerdo con su opinión. Me imagino que se explayará en los comentarios, puesto que es una habitual del blog…
Pero me gustaría añadir un punto. La princesa es una persona a la que se le observa con lupa. Todos sus movimientos, "outfits", gestos etc, son analizados por los autodenominados especialistas en la monarquía, pero no debemos olvidarnos del humilde populacho.
El trabajador de a pie, sabe de lo que hace esa monarquía a la que sufraga los gastos con dinero de su bolsillo, a través de los medios de comunicación. Conoce perfectamente si ha cumplido con sus obligaciones en tal o cual visita oficial, si se ha solidarizado con ciertos colectivos, etc.
Es decir, sabemos si ha cumplido con su “trabajo”.
Para ello, como mujer perfeccionista que se comenta que es, habrá trabajado duramente para que todo le salga perfecto. Para que los ciudadanos de a pie estén satisfechos por el trabajo realizado por su representante.
Eso sí, lo que no creo que ha calibrado, es que después de ese trabajo y esfuerzo, de tantas horas de viaje y trajín, de lo único que se hablaría es del tamaño de sus "peras".
